Nuestras vacaciones a Londres con niños

Este verano hemos hecho un viaje especial. Nos decidimos y reservamos los billetes de avión para ir a Londres. Papá Bloguero y yo ya fuimos un par de veces antes de que nacieran los peques y nos encantó la ciudad, así que teníamos muy claro que algun día volveríamos con nuestros hijos. La verdad es que el descubrir que existía un parque de atracciones de la Peppa Pig fue el detonante para reservar los billetes este año.

Sí, sí, un parque de atracciones de la Peppa, luego os hablaré de él.

Primero de todo buscamos un hotel que no estuviera excesivamente lejos y que fuera cómodo para ir con niños. Creo que acertamos porque lo que son las instalaciones el hotel estaba muy bien para ir con niños: la habitación amplia, ducha, ascensores, el desayuno variado y buenísimo. Teníamos un metro cerca para acercarnos al centro, y de interés turístico estábamos a un paso de la Torre de Londres (Tower of London) y del Puente de de la Torre (Tower Bridge). Ambas cosas las visitamos y a los peques les gustó mucho.

El transporte público es bastante caro, por suerte los niños viajan gratis. Nosotros compramos una targeta Oyster, que es una targeta recargable del tamaño de una de crédito, así era más rápido y cómodo poder viajar tanto en metro como en bus. Además, el billete era 50% más barato que un billete sencillo normal (billete de papel).

Hay que tener en cuenta que Londres es una ciudad enorme y llena de cosas para ver y visitar. Hay que intentar ir al ritmo de los niños y hacer lo que creamos que ellos serán capaces de disfrutar. Lo digo porque los míos son de los que cada dos por tres piden que los lleves a caballito o en brazos, pero claro, no podíamos ir con ellos todo el día colgados… Así que en los cinco días que visitamos intentamos que fueran pocas cosas y que les gustase. También por eso cogimos la targeta de metro porque con ellos no nos podíamos permitir el lujo de patear toda la ciudad.

Visitamos la zona del Big Ben, el London Eye, Westmister Abbey… Edificios reconocibles para ellos que les hacía ilusión tremenda ver. Se pasaron todo el rato con el Big Ben en la boca o «noria»! Era divertido verles contentos con tan poca cosa 🙂

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El segundo día fuimos paseando por Camden Town, disfrutando de las tiendecitas y diferentes puestos de comida. Realmente es recomendable visitar. Entre otras cosas compramos un cuento de segunda mano por £3 de Richard Scarry.

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Por la tarde visitamos la juguetería de Hamleys, un paraíso para los niños. Hay siete plantas de juguetes y peluches, ¡de todo! Eso sí, super caro también… Nos gustó la idea de crear tu propio Teddy Bear, con la ropa que eligieras y todo… pero el precio nos tiró muy atrás.

Picaddilly Circus es muy llamativa para los niños, con los anuncios luminosos que hay en la plaza. Lástima que en aquel momento llovía bastante y no pudimos disfrutarla del todo. Para volver al hotel decidimos coger un autobus y subirnos al piso de arriba. Vuelvo a repetir, a veces con los más pequeños no hace falta hacer grandes planes porque lo más simple es lo que más les llama la atención, como el viaje en autobus.

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Otro día fuimos a visitar St. Jame’s Park y Hyde Park. Allí básicamente dejamos que corrieran y disfrutaran del verde en medio de la gran ciudad. Espectaculares paisajes y lagos. Además de perseguir patos, descubrir diferentes aves y ¡ver ardillas!

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Otro día fuimos al Parque de la Peppa Pig. No está en Londres. Está en Southampton y para ir hacia allí hay que coger un tren hasta dicho pueblo y una vez allí coger un bus o taxi para que te lleve hasta la puerta. Nosotros cogimos la segunda opción. El viaje es caro pero vale la pena.

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Peppa Pig World está dentro del parque de atracciones Paulton’s Park, enorme y con varios parques temáticos. Nosotros, en un día, solo nos dio tiempo de ver el de la Peppa. Así que si os gustan los parques temáticos yo me pensaría la opción de coger alojamiento cerca del parque, en la página web hay varias ofertas. Nosotros como solo queríamos ver el de la Peppa no cogimos esta opción sino que decidimos volver a Londres el mismo día. Pero no es mala idea pasar un par de días allí porque la verdad es que hubiera valido la pena ver el resto del parque.

El de la Peppa está totalmente ambientado como si estuvieras en los dibujos animados. Puedes entrar en su casa, montar en su coche, en los globos de la feria, subir al castillo del viento, montar en el Sr. Dinosaurio e ¡incluso mojarte en los charcos de barro!… Además que van paseándose varios personajes para que puedas abrazarlos y saludarlos. El momento estelar fue cuando vimos a Zoe Zebra sola (iba hacia el puesto donde hacerle las fotos con los niños) y Aina no dudó en arrancar a correr hacia ella. El pobre guía de la Zoe le iba diciendo que allí no podía pararse, así que fueron juntas de la mano hasta el sitio donde tenía que ponerse. Su carita de felicidad lo decía todo.

Hay que tener en cuenta el horario inglés: el parque cerraba a las 17:30h, así que hay que ir pronto para aprovechar bien el día. Otra cosa a tener en cuenta es que si queréis ir en bus, el último que sale del parque a la estación de tren lo hace a las 16:40, mucho antes de la hora que cierra el parque… y los domingos no pasa (nosotros fuimos el domingo y tuvimos que coger un taxi).

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El último día visitamos la Torre de Londres y los peques (sobre todo el mayor) disfrutó de la historia, viendo los cuervos, imaginándose la vida del castillo años atrás.

Para comer, ya podréis imaginar que allí no es para tirar cohetes, pero comimos el típico Fish and Chips y platos combinados varios.

Han sido solo cinco días en Londres y por eso íbamos bastante a toque de pito con las visitas y nos hemos quedado con las ganas de hacer más cosas. Pero para ser la primera vez que los peques viajaban en avión y que iban a una ciudad extangera ha sido una experiencia muy positiva.

¡Preparándonos para las vacaciones!

Ya llegó el esperado momento. Finales de junio, cerramos una etapa, decimos adiós al grupo de Tigres y  en septiembre daremos la bienvenida a dos grupos: los búhos y el otro aún por determinar, ¿será delfín o ballena? En septiembre los dos ya irán al cole y podré decir aquello de «cómo pasa el tiempo».

Pero este topicazo es apicable a cualquier situación y momento… y es que se nos pasa el tiempo que no nos damos ni cuenta. El día a día corriendo de un lado a otro, con mil obligaciones… Pero bueno, en unos días pararemos del todo y empezarán nuestras vacaciones.

De momento se presentan nuevas experiencias y primeras veces… Este verano será la primera vez que viajaremos los cuatro juntos en avión e iremos a otro país. Me hace muchísima ilusión este viaje pero a la vez me da un poco de respeto el viaje en avión… ¿Sobreviviremos a las horas de avión? Prometo hablaros de nuestra experiencia porque estamos los cuatro super ilusionados con este viaje.

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Avión destino a… 😉

Nuestras Vacaciones 2014

¡Un poco más y llega septiembre y aún no he hablado de nuestras vacaciones de verano! Este año no hemos hecho un super viaje en un lugar turístico/paradisíaco sino que hemos ido a «frikear» un poco y en medio del camino hemos hecho un par de paradas (Valencia y Guadix (Grandada)) y de vuelta un poco de relax. Este año muy relajado.

Para empezar, definiré el término frikear: dícese de hacer algo friki, es decir, algo fuera de lo común, normalmente relacionado con los juegos o los hobbies menos comunes. Así que nuestro principal objetivo era jugar o disfrutar de algunos hobbies como aprender a hacer peluches, por ejemplo.

Nuestro principal destino de vacaciones este verano ha sido Mollina (Málaga). ¿Y qué hay en este pueblo? –Os preguntaréis. Pues bien, haber haber, lo que se dice haber, no hay mucho, la verdad. Es un pueblo del interior, pequeño, de Málaga, donde hace mucho calor. Pero en él hay un centro llamado CEULAJ que está destinado a la juventud y que consta de unas instalaciones y servicios idóneos para acoger a cientos y cientos de frikis durante unos días. Durante esos días Mollina se llena de gente, jóvenes, mayores, niños que van a unas jornadas llamadas TIERRA DE NADIE (las TdN). En estas jornadas, pues, hemos ido a pasar unos días con amigos, jugar con los niños, descubrir nuevos juegos, disfrutar de los ya conocidos, aprender nuevos hobbies, disfrutar de las instalaciones (¡piscina!)… básicamente pasarlo bien.

Y ya concretando, allí hemos descubierto, básicamente, nuevos juegos para niños pequeños. Biel disfrutó de lo lindo con uno de un dinosaurio, y se lo pasó muy bien jugando con la hija de unos amigos. Así, aprendió a hacer más caso de las normas de los juegos, no solo porque se lo dicen mamá y papá, sino también otras personas. También lo apunté a un taller de psicomotricidad para futuros frikis, en el cual pasó una horita jugando con otros niños y haciendo los ejercicios y actividades que marcaba el profesor. Yo, por mi parte, me apunté a un taller de iniciación al fieltro (donde hice una cookie (la empecé y luego la acabé en casa, porque la peque se despertó y quería teta, y ya no pude coser más)) y luego compré unos packs donde venían todo lo necesario para hacer unos peluches. Menudo vicio cogí con ellos. ¡De hecho he comprado telas para hacer más! Otra actividad a la que nos hemos dedicado estos días es ir a la piscina. Aina se ha bañado por primera vez (buena experiencia con el flotador Swimtrainer) pero en cambio Biel no se ha querido bañar ni un solo día. Solo se remojó los pies pero vivió la mala experiencia de caerse al agua, se asustó y ya no quiso meterse nunca más. Mi marido jugó a un par de juegos más con sus amigos y con grupos de gente que se forman, y también jugó al Hearthstone, del cuál quedó segundo clasificado, y por ellos nos llevamos un juego de consola. En la ceremonia de cierre de las jornadas, también agradecieron a la participación de los pequeños regalándoles un juego (cogimos un puzzle) y además en el sorteo posterior Biel fue uno de los agraciados por lo que nos fuimos con un juego de mesa de regalo. 
Los peluches y la gallta de fieltro que hice

Los peluches y la galleta de fieltro que hice

Algunas imágenes de las TdN 2014

Algunas imágenes de las TdN 2014

Como veis, unos días de relax, en el cual nuestro principal objetivo era disfrutar de unos días en familia, con los amigos, jugar y conocer nuevos juegos o aprender cositas nuevas (siempre hay talleres interesantes de manualidades). Plan muy recomendable si te gusta todo este mundo de los juegos, el rol, las manualidades, pero la verdad es que para coger plaza en las jornadas tienes que estar atento y preparado en cuanto abren inscripciones, pues en pocos minutos se agotan las habitaciones.
Para ir hasta Mollina hicimos un par de paradas, para no hacer todo el viaje del tirón y para que fuera menos cansado para los peques. Primero paramos en Valencia, donde quedamos de nuevo con Raquel y su familia para disfrutar de una tarde-noche en amigos, paseando y cenando. El segundo día hicimos parada en Guadix (Granada) y allí hicimos un poco de turismo visitando las cuevas, que son viviendas. De vuelta de Mollina fuimos directos a Vinaroz, donde pudimos disfrutar de unos últimos días de relax en el apartamento de mis padres. Allí fuimos a la playa y descansamos, básicamente. 
 
Guadix

Guadix

Disfrutando de ser niños

Disfrutando de ser niños

En Valencia

En Valencia

Unos días relajados y en buena compañía, ¿qué más se puede pedir?

Vacaciones en Menorca

Ya hemos vuelto de vacaciones, si es que lo bueno pasa muy deprisa! Llegas al destino y no te das cuenta que estás haciendo las maletas para la vuelta. En fin, ya lo dicen: si te lo pasas bien el tiempo pasa más rápido, y esto es lo que ha pasado.
Nosotros ya habíamos estado en la isla, así que ya la conocíamos, pero con Biel era la primera vez que íbamos. También, y eso sí que para los tres, era la primera vez que viajábamos en barco. La experiencia ha sido muy buena. Debido a mi estado de embarazo y que viajábamos con un niño cogimos camarote tanto para la ida como para la vuelta, para estar más cómodos y poder dormir tranquilamente. En los momentos que estábamos despiertos, pudimos visitar el barco y, a parte de estar en cubierta y ver el ancho mar, también ofrecen diferentes tipos de servicios: hay bares, piscina (llenísima y decidimos no meternos), salita de cine (que aquél día echaban la película Happy Feet (previo pago)), salita tipo Chiquipark para los más peques (con piscina de bolas, toboganes, juegos…), sala para jugar a la XBox y a los dardos… en fin, para no aburrirse. Nosotros no usamos nada de eso, salvo el bar y pasearnos por cubierta y observar el mar (y dormir la siestorra en el camarote jejeje) pero la verdad es que es una buena manera para viajar con los más peques.
Tocando una cabra
Luego ya en la isla en sí, pudimos disfrutar de playita, sol, piscina y paseos interminables. Y descubrimos que desde hace un año existe un Zoo muy, muy mammaproof. Tiene zona Toca Toca para los más peques, puedes pasearte entre canguros, lemures y otros animales. A parte de observar la fauna típica de la isla, lo cuál convertía ese espacio en medio granja-medio zoo ya que tanto podías estar observando una vaca como observando un ciervo. Quedamos encantados con la visita, sobre todo Biel, que no paraba de decirnos «mi, mi» (que significa «Mira, mira») a todo aquello que veía e identificaba. Está en la edad perfecta para observar y escuchar pequeñas explicaciones que le puedas hacer sobre los animales. 
Además, digo que es mammaproof, porque además de poder tocar y descubrir los animales, tiene una zona de ocio para los pequeños y en el bar también disponen de tronas y un mini parque en la terracita para que se puedan entretener mientras todos nos refrescamos.
Si queréis saber más podéis clicar encima de Zoo de Menorca donde podréis ver más imágenes y servicios de este parque.
Así que hemos adaptado nuestra visita y vacaciones al peque (como no) pero hemos disfrutado tanto o más que él jajaja Y en diferencia al año pasado: Biel se lo ha pasado pipa en la piscina y en la playa!! (bañándose me refiero). ¡Un lujo ya que a mí me encanta! Y lo mejor de todo es que se dejaba poner la gorra para taparse del sol. Eso sí… solo la gorra del «cotxe» (coche) Rayo McQueen, que al verla un día en la tienda le encantó y ha sido nuestra salvación para estos días de sol, sol y más sol.
En la playa

Mi pececito en la piscina
Y nada, ahora a seguir nuestras vacaciones en la ciudad, seguir pasando calor, y sobre todo, sobre todo, disfrutar de cada momento!

Rumbo a…

Bueno, poco a poco parece que las cosas se van poniendo en su sitio y podremos irnos de vacaciones tranquilamente!
Como expliqué ayer, Biel podía haber pasado el sarampión pero hoy nos han dado los resultados de las pruebas y han salido negativas; es decir, que no ha tenido ni tiene el sarampión. La reacción que tuvo se debió a otro virus, pero no sabemos cuál (ni lo sabremos). El caso es que hoy (por fin) hemos salido a la calle y la doctora nos ha dado vía libre para irnos de viaje.
Y teniendo todo en orden espero que podamos partir sin problemas, porque este viaje parece que esté gafado! Entre que estoy avanzada en el embarazo y los del barco me ponían problemas (que espero que con el papel que me hizo la ginecóloga sirva para embarcar) y lo del posible sarampión ya me estaba viendo sin mis ansiadas vacaciones.
Y es que este año hacemos un viaje especial. Nos vamos a Menorca en…
¡BARCO!
Es la primera vez que viajamos en barco, tanto mi marido como yo y por supuesto Biel. Así que no deja que tengamos un poco de miedo. Miedo a lo desconocido, claro… no sabemos exactamente como ir a embarcar, como será por dentro, ni si se moverá mucho, ni si nos marearemos… Para el viaje de ida hemos cogido el horario de noche, por supuesto en camarote… tal y como voy de embarazada y con un niño pequeño al igual nos aventuramos a ir en butaca. A la vuelta, en cambio, hemos cogido horario de mañana/tarde, con camarote igual… ¡nos pasaremos el día en el barco! Ahí sí que será la prueba de fuego porque estaremos más despiertos…
Me hace mucha ilusión el viaje pero a la vez un poco de respeto… Cuando estemos allí ya os explicaremos qué tal la aventura en barco. Seguro que da para un post de como viajar con niños en barco jeje
MENORCA… ¡HERE WE GO!

Y vuelta a la rutina

El verano está tocando a su fin. Agosto quedó atrás y hemos dado la bienvenida a septiembre. Mañana ya muchos de nosotros volveremos a nuestros puestos de trabajo y dejaremos atrás las vacaciones. Cada año que llegan estan fechas pienso igual: ¡qué rápido han pasado! De cogerlas con muchas ganas a mediados de julio y de hacer planes para este verano para que lleguen a su final y pienses que cómo puede ser que pasen de esta manera… Aunque bien es verdad que este año las he disfrutado mucho y han dado de sí. 
Es el primer año que apenas he tocado nada del trabajo (he ido haciendo cositas, como buscar canciones, mirar libros, etc, pero aquello de ponerme horas a trabajar, no). Esto puede ser bueno o malo, según lo mires: bueno porque he dedicado el máximo de tiempo a descansar, a estar con mi hijo, familia y amigos, a salir de paseo o de excursión, de leer… A hacer cosas que a partir de mañana no podré hacer con tanto sosiego y tranquilidad. Malo porque también hubiera estado bien adelantar algunas actividades que tenía en mente y que ahora tendré que hacer a contrareloj… pero bueno, como estaré también ya centrándome en el trabajo de este curso pues lo haré más rápido.
Este verano, hemos ido de vacaciones al País Vasco y al pueblo de toda la vida, donde tenemos un apartamento; hemos ido a la playa, Biel se ha bañado por primera vez en el mar; hemos estado juntos muchas horas y hemos aprendido cositas nuevas como poner un cubo dentro de otro, o hacer una torre con los cubos, o pasar cuidadosamente las hojas de un libro y tocar las texturas o los botoncitos que hay para que los animalitos emitan sonidos; hemos caminado mucho y Biel ha aprendido a coordinar su cuerpo para bajar de la cama (la nuestra) o para subir al sofá; hemos disfrutado de más tiempo en las comidas para enseñarle a comer a trocitos lo mismo que nosotros… Simplemente con estar con él el día a día y ver sus pequeños logros y la felicidad que le producen al hacerlas ya vale la pena.
Por mi parte, también he dedicado un poco más de tiempo al blog y de hecho ya sabéis que lo di a conocer en un programa de radio. He conocido a una de las mamás blogueras de la red en persona, a Paris, y a muchas más blogueras en la red a partir de aquel día porque me empezastéis a seguir por twitter o por el perfil de facebook y yo os empecé a leer. Me ha dado un punto más de seguridad y ganas de no dejar tanto el blog sin actualizar. También en estos meses de vacaciones me ha dado tiempo de leer ¡dos libros! Los dos son 1Q84 de Haruki Murakami (una trilogía dividida en dos volúmenes). Ahora estoy en plena lectura de Los ojos amarillos de los cocodrilos, de Katherine Pancol; llevo más de la mitad del libro pero no me dará tiempo de acabarlo antes de mañana, el cual era mi reto. Pero bueno, no lo dejaré pues como os dije en la anterior entrada es un libro que me está gustando mucho y de éste haré una reseña para que podamos opinar de él. 
En definitiva, llega la época de la vuelta al cole, el inicio de nuevos proyectos y, en un corto plazo, de vuelta a la rutina. ¡Que no sea dura!

Día de playa

Este mes de agosto lo estamos pasando en nuestra ciudad, ya que las vacaciones fuera las disfrutamos el mes de julio. Aún así, tampoco paramos aquí, aunque tuvimos que hacer un parón porque el peque se puso enfermo. De toda manera, de la amigdalitis y de la conjuntivitis ya está mejor.
Estos días hemos aprovechado para ir a la playa, y aunque no le acabe de gustar del todo, parece que poco a poco le va cogiendo el gustillo. Cuando llegamos a la playa y ve que le vamos a bajar de la Manduca se queja un poco, sabiendo ya donde está y que le intentaremos llevar a «nadar» al mar. Montamos todo el chiringuito (¡cuántos trastos para ir a la playa con niños!) y una vez estamos ya instalados nos vamos a bañar. Entonces a mi niño le entran todos los males. Esta mañana hemos hecho dos tandas de baño: en la primera no se lo ha pasado muy bien que digamos ya que ha llorado un poquillo; pero después de desayunar y de jugar un buen rato en la arena, hemos vuelto a meternos y ya ha entrado a gusto: ¡incluso me lo he podido separar de mi para que hiciera oscilaciones en el agua!
Bien agarrado… no sea que lo abandone en el agua…
El caso es que al final se lo ha pasado bien. En la arena sí, ya que juega bastante con las palas, cubos y demás (sobre todo metiendo y sacando del cubo) y en el agua al final también. Llegará el día en que se lo pasará mejor, por eso! jaja No desistiré en ello.
Hoy, además, quiero que sepáis que hemos ido a comer a un restaurante de San Pol de Mar, La Platjola, recomendado por Mammaproof, para celebrar que mi pareja y yo llevamos juntos 11 años. El sitio pintaba ideal para ir un día después de pasarse la mañana al sol. Así que nos decidimos y hemos hecho la súper excursión para encontrar este sitio y la experiencia ha sido satisfactoria. El sitio está bien, la comida buena, y el personal correcto, bastante atento. Había tronas y cambiador para bebés en el lavabo, que se agradece porque según en que restaurantes no hay y te las tienes que ingeniar cuando vas a comer con un niño. Además, estando cerquita de la playa se podía disfrutar del ambiente y de estar comiendo una paellita a escasos metros del mar. Os dejo la página web del sitio por si los que vivís por aquí Catalunya, o si os venís a veranear por aquí, os apetece ir: http://www.platjola.cat/ftp.Platjola.cat/Principal.html

Otra vez enfermos…

Esto es un no parar. Mi hijo vuelve a estar enfermo: amigdalitis esta vez. Los síntomas los de siempre: 
-Poca hambre.
-Malestar.
-Fiebre alta.
-Dolor de garganta.
-Mucosidad.
Parecía que ahora al ser verano, con el calorcito, no iba a ponerse malito y llevamos ya tres días con unas fiebres que me lo dejan al pobre hecho polvo. Empieza el día con fiebre pero no muy alta. A medida que va pasando el día la fiebre le va subiendo. Al mediodía tiene el pico más alto, entonces coincide que se duerme de lo cansado que está. Cuando despierta, después de haber pegado la sudada, parece más contento y la fiebre le baja. Pero luego, hacia la noche le vuelve a subir. Y así llevamos tres días.

Esta mañana hemos ido al pediatra porque en realidad no sabíamos que podía ser lo que tenía (porque lo del dolor de garganta nos lo imaginábamos porque no quería tragar casi nada, solo agua) pero no habíamos visto el cuello muy rojo ni nada. Pues resulta que tenía una bola bastante grande de pus en la amígdala. Cuando la he visto he pensado que pobrecito, normal que no quisiera comer nada. Y nada, nos ha recetado antibiótico para siete días. 

La pediatra me ha dejado un poco en shock porque nos dice el diagnóstico en plan palabras médicas y técnicas, que la verdad me han dejado un poco igual. Hasta que no le he preguntado claramente que qué es lo que tiene (después de su larga explicación) y me ha dicho amigdalitis he pensado que qué le costaba decirlo antes así de claro. Pues no, ahí liándose la mujer. Y luego, para recetar la dosis de antibiótico me pide el peso del niño y yo no lo sabía seguro (desde la revisión de los 12 meses que no le he pesado de nuevo) y la mujer pidiéndome que se lo diga aproximado. Y digo yo, ¿le costaba mucho coger al niño y pesarlo? No, si es que de verdad… 
Mi marido dice que no le pasaba ni una y que ya había entrado nerviosa a la consulta. Pero imaginaros la situación: mi hijo gritando y llorando a grito pelado en la sala de espera, mujer mayor que me pregunta que qué le pasa (pues no lo sé señora, para eso vengo al médico… será que se encuentra mal, ¿no?), toda la sala  mirándonos con cara de «no lo puede calmar» y yo cada vez poniéndome más frenética de ver que el niño no dejaba de gritar y la gente no dejaba de incordiar. Encima entro en la consulta y la pediatra me va de mega profesional que se va hacia el ordenador dando el diagnóstico cual disco que le ponen el play y tú en la camilla vistiendo al niño, calmándole y que no te enteras de la mitad de lo que te habla. En fin, un show.
Y nada, volvemos a estar malitos, coincidiendo con época de vacaciones. Suerte que esta vez ya estamos en casa tranquilitos y sin ninguna salida programada.
Ya os iré contando qué tal avanza mi niño.

Biel y la playa

Aunque a mi hijo no le acabe de apasionar el tema del mar, estos días hemos ido a pasar unos días al pueblo, donde hemos podido disfrutar de atardeceres en la playa y de mañanas de tomar más el sol.
Biel con la arena de la playa 

Este mes de agosto iremos algun día más a la playa… A ver si le coge el gusto poco a poco… Y si no, pues a esperar otro año!