Este verano hemos hecho un viaje especial. Nos decidimos y reservamos los billetes de avión para ir a Londres. Papá Bloguero y yo ya fuimos un par de veces antes de que nacieran los peques y nos encantó la ciudad, así que teníamos muy claro que algun día volveríamos con nuestros hijos. La verdad es que el descubrir que existía un parque de atracciones de la Peppa Pig fue el detonante para reservar los billetes este año.
Sí, sí, un parque de atracciones de la Peppa, luego os hablaré de él.
Primero de todo buscamos un hotel que no estuviera excesivamente lejos y que fuera cómodo para ir con niños. Creo que acertamos porque lo que son las instalaciones el hotel estaba muy bien para ir con niños: la habitación amplia, ducha, ascensores, el desayuno variado y buenísimo. Teníamos un metro cerca para acercarnos al centro, y de interés turístico estábamos a un paso de la Torre de Londres (Tower of London) y del Puente de de la Torre (Tower Bridge). Ambas cosas las visitamos y a los peques les gustó mucho.
El transporte público es bastante caro, por suerte los niños viajan gratis. Nosotros compramos una targeta Oyster, que es una targeta recargable del tamaño de una de crédito, así era más rápido y cómodo poder viajar tanto en metro como en bus. Además, el billete era 50% más barato que un billete sencillo normal (billete de papel).
Hay que tener en cuenta que Londres es una ciudad enorme y llena de cosas para ver y visitar. Hay que intentar ir al ritmo de los niños y hacer lo que creamos que ellos serán capaces de disfrutar. Lo digo porque los míos son de los que cada dos por tres piden que los lleves a caballito o en brazos, pero claro, no podíamos ir con ellos todo el día colgados… Así que en los cinco días que visitamos intentamos que fueran pocas cosas y que les gustase. También por eso cogimos la targeta de metro porque con ellos no nos podíamos permitir el lujo de patear toda la ciudad.
Visitamos la zona del Big Ben, el London Eye, Westmister Abbey… Edificios reconocibles para ellos que les hacía ilusión tremenda ver. Se pasaron todo el rato con el Big Ben en la boca o «noria»! Era divertido verles contentos con tan poca cosa 🙂
El segundo día fuimos paseando por Camden Town, disfrutando de las tiendecitas y diferentes puestos de comida. Realmente es recomendable visitar. Entre otras cosas compramos un cuento de segunda mano por £3 de Richard Scarry.
Por la tarde visitamos la juguetería de Hamleys, un paraíso para los niños. Hay siete plantas de juguetes y peluches, ¡de todo! Eso sí, super caro también… Nos gustó la idea de crear tu propio Teddy Bear, con la ropa que eligieras y todo… pero el precio nos tiró muy atrás.
Picaddilly Circus es muy llamativa para los niños, con los anuncios luminosos que hay en la plaza. Lástima que en aquel momento llovía bastante y no pudimos disfrutarla del todo. Para volver al hotel decidimos coger un autobus y subirnos al piso de arriba. Vuelvo a repetir, a veces con los más pequeños no hace falta hacer grandes planes porque lo más simple es lo que más les llama la atención, como el viaje en autobus.
Otro día fuimos a visitar St. Jame’s Park y Hyde Park. Allí básicamente dejamos que corrieran y disfrutaran del verde en medio de la gran ciudad. Espectaculares paisajes y lagos. Además de perseguir patos, descubrir diferentes aves y ¡ver ardillas!
Otro día fuimos al Parque de la Peppa Pig. No está en Londres. Está en Southampton y para ir hacia allí hay que coger un tren hasta dicho pueblo y una vez allí coger un bus o taxi para que te lleve hasta la puerta. Nosotros cogimos la segunda opción. El viaje es caro pero vale la pena.
Peppa Pig World está dentro del parque de atracciones Paulton’s Park, enorme y con varios parques temáticos. Nosotros, en un día, solo nos dio tiempo de ver el de la Peppa. Así que si os gustan los parques temáticos yo me pensaría la opción de coger alojamiento cerca del parque, en la página web hay varias ofertas. Nosotros como solo queríamos ver el de la Peppa no cogimos esta opción sino que decidimos volver a Londres el mismo día. Pero no es mala idea pasar un par de días allí porque la verdad es que hubiera valido la pena ver el resto del parque.
El de la Peppa está totalmente ambientado como si estuvieras en los dibujos animados. Puedes entrar en su casa, montar en su coche, en los globos de la feria, subir al castillo del viento, montar en el Sr. Dinosaurio e ¡incluso mojarte en los charcos de barro!… Además que van paseándose varios personajes para que puedas abrazarlos y saludarlos. El momento estelar fue cuando vimos a Zoe Zebra sola (iba hacia el puesto donde hacerle las fotos con los niños) y Aina no dudó en arrancar a correr hacia ella. El pobre guía de la Zoe le iba diciendo que allí no podía pararse, así que fueron juntas de la mano hasta el sitio donde tenía que ponerse. Su carita de felicidad lo decía todo.
Hay que tener en cuenta el horario inglés: el parque cerraba a las 17:30h, así que hay que ir pronto para aprovechar bien el día. Otra cosa a tener en cuenta es que si queréis ir en bus, el último que sale del parque a la estación de tren lo hace a las 16:40, mucho antes de la hora que cierra el parque… y los domingos no pasa (nosotros fuimos el domingo y tuvimos que coger un taxi).
El último día visitamos la Torre de Londres y los peques (sobre todo el mayor) disfrutó de la historia, viendo los cuervos, imaginándose la vida del castillo años atrás.
Para comer, ya podréis imaginar que allí no es para tirar cohetes, pero comimos el típico Fish and Chips y platos combinados varios.
Han sido solo cinco días en Londres y por eso íbamos bastante a toque de pito con las visitas y nos hemos quedado con las ganas de hacer más cosas. Pero para ser la primera vez que los peques viajaban en avión y que iban a una ciudad extangera ha sido una experiencia muy positiva.