No sabía como titular esta entrada… de hecho, no es más que un resumen de cómo va con el niño, cómo ha cambiado en estos cinco meses, y ya no sólo él sino toda la vida que nos rodea a él.
La lactancia sigue siendo mixta, pero como ya dije en la entrada que escribí sobre la
lactancia materna, el bibe le ha ido ganando al pecho. Pero aunque le de poco (por las noches y algún momento durante el día si noto que está irritado y necesita calmarse) aún puedo decir que no ha dejado la teta. No es exclusiva ni me sale una cantidad bárbara, pero allí estamos. Ya dejé de sentirme mal por darle más biberón que pecho, las cosas han ido así, y mientras mi hijo crezca bien y esté feliz, yo seré la madre más feliz del mundo. Además, hace un tiempo leí esta frase que dijo Carlos González (creo que fue él, ahora mismo no podría poner la mano en el fuego) y me encantó:
He visto dar muchas tetas desde la distancia con frialdad y sensación de obligación y sacrificio e incluso dejadez, y eso resta la parte de alimentación emocional y afectiva que debería ser inherente al acto de alimentar a tu bebé.
Y por otro lado también he visto dar biberones de leche artificial con un amor que desborda, con los ojos enlazados y los cuerpos fusionados, que es como siempre debe alimentarse un bebé, al margen del envase, para que la alimentación sea plena y no solo nutritiva.
Empezamos con la introducción de la fruta, y le está gustando. De las cuatro frutas que ha probado, la naranja, el plátano, la pera y la manzana, la que parece que menos le guste es ésta última, ya que cuando se la pusimos en la papilla aquél día iba poniendo caras raras y no quiso acabársela. Pero bueno, hemos ido jugando a variarle las papillas, que no siempre sean las mismas, sino que dependiendo de si el peque está más o menos estreñido pues le ponemos una fruta u otra, o estamos unos días sin que coma la fruta que le estriña (el plátano). A parte de darle la fruta en papilla, también le hemos dado a probar la pieza en sí: nosotros se la cogíamos y él succionaba, extrayendo el zumo o néctar. También ha probado la rejilla que es como un chupete, y aunque va bien porque sabes que no se atragantará, la verdad es que es un poco engorroso… ¡y para limpiarlo ya ni os cuento!
Le está saliendo su primer diente, el inferior derecho. Está super gracioso, pero claro, ahora está en la fase de morder todo y de quejarse porque le duele. Además, esta noche me ha pegado su primer bocado al querer comer… ¡qué daño! Pobrecito ha cogido un berrinche porque le he sacado de la teta…
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Biel and me |
También está empezando a sentarse. Aún no se aguanta mucho tiempo, pero en esas está: poniendo su espaldita recta e intentado aguantar el equilibrio. Lo que aún no ha superado o no le gusta mucho es estar boca abajo, es decir, que lo ponga para gatear. A veces se ha dado la vuelta pero ya ves que intenta volverse a poner como estaba, se agobia y empieza a lloriquear para que le ayudes.
Hemos encontrado el equilibrio para que se sienta tranquilo durante las noches y duerma mejor: empieza durmiendo en su moisés y cuando despierta se queda en nuestra cama. A veces le vuelvo a poner en su cuna, pero está comprobado que duerme mucho mejor cuando está con nosotros. Además, a mi me encanta verle allí cuando despierto. ¿Hay nada más dulce que su sonrisa de buenos días? Así que en el tema de los lloros nocturnos y las pocas horas de sueño también las hemos superado (no quiere decir que duerma del tirón, ni mucho menos, pero lo vivimos de diferente manera, como algo natural que tiene que pasar).
Un día a la semana vamos a hacer yoga. A mi me encanta haber descubierto esta disciplina, porque, como ya he dicho en algún que otro momento, es un tiempo que estamos tranquilos, trabajando el cuerpo y mente. El niño también parece estar a gusto en la clase, así que los dos felices.
Aún no he empezado a trabajar, de hecho lo hago la semana que viene, después de que la jefa me postpusiera la vuelta… Respecto a este tema estoy un poco mosca, porque no sé como tomarme ciertos comportamientos… Hay veces que me siento desplazada y otros en que no… Sé que todo son suposiciones mías, porque lógicamente nadie dice lo contrario, pero mi cabeza da vueltas y vueltas… No hay nada peor que montarse historias.
Porque hay días que me da por pensar que qué pasaria si no trabajara donde estoy ahora. ¿Saldríamos adelante? ¿Me atrevería a hacer otra cosa? ¿Lo superaría? Todo son quebraderos de cabeza… hay días que no sé qué pensar.
En definitiva, mi hijo ha hecho grandes avances, propios del tiempo que tiene. Se le ve grande y majo, además de contento y feliz. Apenas llora y ríe mucho. Simplemente le quiero con toda mi alma y es lo más bonito que nos ha podido pasar jamás.