Y de nuevo… dormir

Antes me he parado a leer una de las entradas antiguas que explicaba las rutinas de sueño de mi hijo cuando era pequeño, y me he parado a sonreir de lo diferente que está siendo con mi hija… ¡Quién me lo iba a decir!

Hablaba yo de los métodos que se pueden encontrar por internet y de las rutinas que llevaba a cabo con mi niño, pero no hay nada como la experiencia; y es que cada niño es un mundo y yo tengo a dos casos bien distintos.

Biel siempre fue un niño más inquieto a la hora de dormir. Recuerdo la primera noche en casa que nos volvimos locos porque no me subía la leche y fue cuando le dimos el primer biberón. Nos aguantó unas dos horas seguidas durmiendo. ¡Fue un gran logro! Contando que era la primera noche, era normal, pecamos de los nervios de primerizos, pero Biel continuó siendo un niño de dormir más bien poco. Con la toma de biberón de la noche, que le dábamos después del baño, aguantaba un máximo de cinco horas, y desde que se despertaba lo pasábamos a la cama donde yo le iba dando el pecho cada vez que despertaba. Como mínimo se despertaba un par o tres de veces por la noche. Y así hasta más mayorcito que hicimos el intento de pasarlo a la cuna, que ya no tomaba pecho, y fuimos combinando cama y cuna… Luego ya es verdad que estuvo un año y algo durmiendo con nosotros y eventualmente en su cama. Así que colechábamos. Cuando lo hacíamos dormía del tirón. Ahora duerme ya en su cama, pero siempre tenemos que ir a dormir con él y a media noche nos lo encontramos que viene hacia nuestra cama donde ya se queda hasta la mañana, llegando a ser a veces ¡cuatro en la cama!

Aina, por el contrario, está demostrando ser una niña muy dormilona de noche. Durante el día le cuesta coger el sueño, sobre todo si estamos fuera de casa. Si estamos fuera como mucho aguanta media hora dormida. En cambio en casa puede hacerse una siesta de dos horas tranquilamente. La gran diferencia está en la noche. Le doy el pecho y cuando ya está dormida la paso a la cuna y allí se queda durmiendo hasta la mañana. ¡¡Me ha llegado a aguantar ocho horas seguidas de noche!! Hoy ha ido más allá y me ha demostrado que puede dormirse sola en la cuna. Le he dado el pecho en el sofá y se me ha desvelado, luego al intentarle dar el pecho en la cama me ha dicho que «nanai» así que la he dejado en su cuna (que está en nuestra habitación) con la musiquita de uno de los muñequitos que le trajo Papá Noel, y poco a poco ha ido cogiendo el sueño hasta dormirse del todo… Ahora a ver hasta cuando aguanta, pero si sigue como estas últimas semanas no espero menos que seis horas seguidas.

Imagen niño cama A la cama M. Ben-Arab

 

Así que ya veis, no hace falta hacer nada en especial. Cada niño es un mundo y cada niño tiene sus necesidades. Aina por ahora es así, se toma su teta y bien llenita y feliz se pone a dormir; en cambio Biel necesita más del calor de sus papis para poder dormirse. Conclusión: no hay que agobiarse e intentar acoplarse de la mejor manera para dormir. 

El traslado a su cama

Como bien sabéis nosotros no tenemos ningún problema en practicar el colecho aunque alguna vez habíamos probado de trasladar el peque a su cuna. Durante el verano no hubo problema, pero desde setiembre a ahora no había manera. Solo quería dormir con nosotros.
Pensando pensando en como hacer que durmiera en su cama sin tener que pasar por métodos traumáticos, pensé en la opción de convertir su cuna en mini camita, así que un buen día le quitamos los barrotes. El niño estaba encantado de la vida, parecía que tuviera una habitación nueva. Se pasó la tarde subiendo y bajando de la cama, sentándose en ella, jugando un poquito encima… pero la prueba final nos esperaba por la noche. Yo tengo claro que lo que le pasa a mi peque es que le gusta dormirse notando la presencia de su madre o su padre así que una vez cenó y se tomó la leche, fuimos a la cama donde nos tumbamos los dos mirando las estrellas que tenía proyectadas en el techo y escuchando música relajante (de una lamparita que tiene). Poco a poco se fue durmiendo y yo me pude separar de él. 
Su cama
A media noche se despertó solo un par de veces, que simplemente con darle el chupete o hacerle una caricia se dormía enseguida. La segunda noche la durmió del tirón hasta las 6:30 (hora que empieza a haber movimiento en casa) y así hasta el día de hoy. Resulta ser que lo que le agobiaba de la cuna eran los barrotes, él quería una cama de mayor, como la que dormía con nosotros. Lo bueno es que aunque se despierte a media noche no se levanta de la cama.
A ver hasta cuando dura, pero de momento estamos encantados… aunque, todo sea dicho: ¡¡las primeras noches le eché mucho de menos!!